En el siglo XVIII, Valencia fue el centro sedero más importante de España. Su producción estaba controlada por el Colegio del Arte Mayor de la Seda y se exportaba a todo el país y también a las colonias americanas. Gran parte de su demanda la formaba la Iglesia, que en el siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX tuvo como preferencia el uso de la seda para sus ornamentos sagrados.

A lo largo del siglo XIX, la aparición de otras fibras y tejidos hizo que la seda quedara para usos muy particulares. Pero gracias a su empleo en ornamentos religiosos e indumentaria valenciana fue posible continuar con esta tradición de elaboración artesanal.

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Soria. Diseño de mediados del siglo XIX.

Durante muchos años, Francisco Soto fue el maestro mecánico de la fábrica Garín y, posiblemente, el diseñador de muchos de los primeros tejidos con nombre. De hecho, aún hoy se conserva el que lleva el suyo. El espolín Soto es uno de los dibujos que nacieron durante la primera mitad del siglo XIX.

Nuncio Realce, Soria, Claveles y San Juan son modelos de mediados del siglo XIX

La predilección por los motivos florales es una característica fundamental de las sedas valencianas de la época. En buena parte de estos dibujos se puede comprobar la influencia de los diseños franceses del siglo XVIII. No obstante, estas influencias en las sederías valencianas del XIX reflejan el auténtico carácter mediterráneo.

Las sedas espolinadas además, permitirían una creatividad más amplia y una posibilidad de colorido y combinaciones de tramas muy variadas.

Igual que los bordados a realce, existen modelos de gran vistosidad por el alcance de sus volúmenes, como el Nuncio Realce o el Palma, diseño perteneciente al último tercio del siglo XIX.

Poco a poco, los diseños florales irán consiguiendo movimiento y soltura y se añadirán elementos decorativos diferentes.

Aunque estos modelos han evolucionado a lo largo del tiempo, continúan manteniendo vivo su origen. Tanto es así que las máximas representantes de las fiestas valencianas han elegido algunos diseños valencianos de mediados del siglo XIX para sus trajes.

Daniela, Fallera Mayor Infantil de Valencia 2018, estrenó un espolín Claveles en su Crida, traje inspirado en principios del siglo XX, y un espolín San Juan en color verde, dibujo del siglo XIX, como segundo traje oficial.

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San Juan. Diseño de mediados del siglo XIX.

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Claveles. Diseño de mediados del siglo XIX.

Por su parte, Rocío, Fallera Mayor de Valencia 2018, lució un espolín San Juan con fondo rojo para la Dansà a la Virgen de los Desamparados.

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San Juan. Diseño de mediados del siglo XIX.